viernes, 17 de junio de 2016

REIKI


Del japonés reiki es una práctica seudocientífica considerada como medicina complementaria y alternativa, es decir, no científica, que afirma tratar de lograr la sanación o equilibrio del paciente a través de la imposición de las manos del practicante, canalizando cierta supuesta "energía ...

Mucho se habla acerca del Reiki, aunque poco se sabe sobre él. En pocas palabras, es la energía que se mueve por el cuerpo y que se transfiere de una persona a otra. Durante el tratamiento el practicante apoya el movimiento de esta energía dentro del cuerpo del receptor, sin necesidad de manipularla.
Surgió como práctica espiritual en Japón, a comienzos del siglo XX, y empezó a difundirse entre monjes practicantes de artes marciales y oficiales de la marina. Resultaba llamativo el diferente grupo de personas que tomaban sesiones de Reiki. ¿Qué era lo que resultaba atractivo de aquella práctica? Pues, seguramente, parte de su éxito se basa en su simplicidad e incluso en la forma fácil en que se lo aprende.
La persona se acuesta sobre una camilla, cierra sus ojos y, sin sacarse la ropa, se relaja en una forma activa. A diferencia de los sistemas de relajación clásicos, donde la persona se vuelve pesada o incluso se duerme, en este caso se da una relajación plenamente atenta. En ningún momento el individuo pierde la noción de la realidad.  Esto es muy útil, ya que permite a los sujetos mantenerse tranquilos, incluso en medio del ruido y del caos cotidiano.
Las manos del terapeuta van recorriendo el cuerpo sin tocarlo, en posiciones previamente determinadas, con la continuidad justa en tiempo y la suavidad propia de este sistema de relajación japonés. Pasan los minutos y, dependiendo de las necesidades de  cada uno, el terapeuta irá posando sus manos a la altura de distintos órganos para que cada uno de ellos se distienda.
Reiki se basa en la transferencia de una fuerza vital generada por el Sol y recibida por el cuerpo humano, que es capaz de canalizarla y transmitirla, mediante una corta capacitación. En ella, cada persona es instruida para volverse canal de dicha energía y así no perder la propia ni cargarse con negatividades ajenas.
La sesión continúa por la espalda, llega hasta los pies y, al finalizar, una honda sensación de paz invade todo el cuerpo. El sujeto se mantuvo dentro de la misma realidad, pero ahora está más consciente de todo aquello que lo acelera  en el día a día. La persona aprende a salirse de ese lugar, no por la indicación del terapeuta, ya que la sesión es en silencio, sino porque recupera nuevamente su centro.
Mediante lo simple, el Reiki hace que las personas recuperen  la vida que creían complicada y difícil.
Durante un tratamiento, se siente una relajación profunda, una gran sensación de paz. Muchas personas se quedan dormidas, cosa que no influye para nada en el resultado final, algunas siente un cosquilleo, calor o frío en diferentes partes del cuerpo según fluye la energía, otras personas ven colores, experimentan una sensación de "flotar" o sienten emociones que salen a la superficie y otras no sienten nada y no por ello el Reiki no está funcionando.
Una sesión de Reiki puede durar aproximadamente cuarenta y cinco minutos y el paciente permanecerá acostado en una camilla, descalzo y vestido. Durante la sesión se utiliza música suave  y aromas como incienso o esencias (aromaterapia).
Se colocan las manos sobre una serie de ubicaciones en el cuerpo llamados chakras y la Energía Reiki fluye.


Se pueden hacer sesiones individuales para obtener una profunda relajación y sensación de bienestar momentáneo o bien el tratamiento de cuatro sesiones donde se trabaja más a fondo para sacar al paciente de algún estado de desarmonía.
Al finalizar éste tratamiento se podrán tomar sesiones individuales con la frecuencia que el paciente necesite.

Se aumentan tu energía y tus ánimos, dándote un punto de vista más positivo sobre la vida. Situaciones anteriores de estrés parecen no preocuparte como antes.

Muchos pacientes tras recibir sus primeras sesiones experimentan unos cambios que pueden resultar molestos. Es habitual que en los días siguientes a la sesión se puedan tener sensaciones de náuseas, vómitos, diarrea, dolor de garganta o simplemente se pase una semana enfadado o de sentimientos a flor de piel. Entonces esta persona piensa que el Reiki le ha ido mal y que está peor que antes de empezar las sesiones. Esto es lo que se llama una crisis de sanación.